ay, klinki, klinki
me decía mi madre
haciendo tintinear las llaves
y meneando la cabeza
yo era muy pequeño
mas los años pasan
y
kateleen fui en la academia
con cadenas y alamares
con una gorra que me cubría las orejas
el patito feo de las fiestas
era kinkli
y crecí sin saber como llamarme
una noche
contando cadáveres en el báltico
mis compañeros me gritaban
kíklin
para apartarme de la sangre
de los muertos que se saben mayoría
entonces quise irme
y me llamaron igor
y lloré
Marte es feliz en Kosovo
hinchado de venas y de naves
acaricia húmedos y tibios desnudos
silbados por un llanto indeleble
en Belgrado, tres dispútanse una brótola hambrienta
con las miradas pulsando cenizas en la boca del sueño
donde hogueras abyectas proyectan soles amargos
sobre una niña triste que interroga su pierna distante
tal vez ella no tema
sólo interrogue
su solitaria pierna caminando las calles de la muerte
sabe que hace un peligro sin mantas
desde que amanece hasta el alba
y el dolor se pierde en cada vértice del alma
vestido de humo y picado de sirenas
ya en vano se tiende la red
si pueden verla todos los pájaros
(así pasa la muerte en su breve soplo)
un escribano constata
cierto número feroz más la dulzura de las aguas robadas
parece feliz sin fundamento
sonríe y funda un cráter
la niña ha imaginado con pena
una lenta infancia
en la pierna que se aleja
tal vez mañana llueva
¿me olvidarás entonces?
buscando el valor encontré el odio
su fascinante emblema me sedujo
la guerra fue mi pasatiempo más hermoso
aún hoy
el olor de la carne quemada
ardida
aumenta el deleite de mi insomnio
el aire enrarecido
los pulmones polvorientos
los estampidos y la pólvora
son mi mayor recompensa
en las playas desiertas
me cubrí con los cadáveres
para evitar que el enemigo me individualizara
la carne agusanada de las trincheras
se oponía a la palidez de la arena
y brillaba y se revolvía bajo el sol
la muerte circunscribía conceptos y mitades
todo estaba muerto
sin embargo
tu sexo se adivinaba en el horizonte
nítido, posible,
victorioso
trenes misteriosos traen trenes
atormentados de visiones simbólicas
divididas por la luz y la sed
(sólo la luz es blanca)
¿cómo soñarte si no fuiste?
silbatos y sirenas en la noche
reescribiendo los viejos corazones
con nuevas tipografías
para que las mismas lágrimas
corran por otras mejillas
París habitación cerrada del odio
tus pensamientos mueren con la lluvia
antes de Dover, los vapores de tu voz
se extinguen
nunca caminé tus calles silenciosas
con la niebla de Londres en tu máscara
temblaba la luna en la piel
en las hojas de los acuchillados
era verano en el destino de Berlín
(la nieve es negra en la noche)
y las putas remojaban sus historias
en el río sagrado e incontable
¿para qué pelear si la muerte no es el precio?
estos ojos te asignaron
y este programa
no busques la ciudad, no la nombres
ella vendrá a tu encuentro
en una estación cualquiera